En la actualidad, Chile está siendo testigo de un auge en la producción, comercialización y aplicación de bioinsumos en sus huertos, lo que se ve reflejado en el creciente interés de empresas y centros de investigación por desarrollar o adquirir este tipo de productos en un mercado que va en constante crecimiento. Este fenómeno responde, principalmente, al cambio en las regulaciones ambientales a nivel global y a una creciente concientización del consumidor sobre el uso de productos amigables con el medio ambiente y beneficiosos para la salud humana.
La identificación molecular: herramienta clave para el registro de bioinsumos en Chile
Los bioinsumos se clasifican comúnmente en biofertilizantes y biocontroladores (bioherbicidas, biopesticidas, entre otros). Dependiendo de su naturaleza, pueden derivar de macroorganismos o microorganismos, tales como plantas, algas, hongos, nematodos, bacterias, protozoos, entre otros. En el caso de los bioinsumos a base de microorganismos, bajo la nueva política de registro de bioinsumos del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), es fundamental cumplir con ciertos requisitos para autorizar plaguicidas microbianos para su comercialización. Estos incluyen, según esta política, la obligación de “señalar la metodología y los criterios utilizados para la identificación del microorganismo, que deberán corresponder a técnicas reconocidas por el Servicio o, alternativamente, a metodologías científicamente aceptadas a nivel internacional (como morfología, bioquímica, serología, identificación molecular, etc.)”. Por lo tanto, las técnicas y procedimientos utilizados deben garantizar una caracterización precisa del microorganismo, facilitando además la posibilidad de recibir asesoramiento especializado, en caso de ser necesario, para cumplir con los requisitos establecidos.
La biología molecular se ha consolidado como una herramienta confiable y eficiente para la identificación de microorganismos, gracias a la reducción en sus costos y a la rapidez en la obtención de resultados en los últimos años. Estas técnicas permiten clasificar, agrupar y diferenciar microorganismos, incluso aquellos que presentan altas similitudes morfológicas. Una de las principales aplicaciones de la biología molecular es la identificación molecular, que garantiza poder determinar el género y la especie del microorganismo, lo que proporciona certeza sobre la identidad del mismo y garantiza la información necesaria para determinar si el microorganismo es beneficioso o posiblemente perjudicial.
La identificación molecular del microorganismo que se solicita incorporar en un bioinsumo no solo es un requisito para cumplir con las normativas del SAG, sino que también proporciona una ventaja competitiva al diferenciar un producto de otro en el mercado o para fines de protección a nivel de propiedad intelectual. Algunos de los bioinsumos actualmente comercializados, cuyos microorganismos han sido identificados a nivel de especie, son los productos Endomix B1, producidos en el Centro Regional INIA Quilamapu (Chillán), formulados con dos cepas del hongo Beauveria peruviensis, y el producto Endomix T1, elaborado con dos cepas: Trichoderma asperelloides y Trichoderma inhanatum.
La identificación molecular al servicio de la industria
Si se desea solicitar la identificación de microorganismos para su registro, es fundamental considerar los laboratorios que ofrecen este tipo de servicios. Asimismo, es muy recomendable especificar al encargado que la identificación del microorganismo debe realizarse a nivel de especie (Figura 1). Una vez completado el análisis, será necesario solicitar un informe detallado que incluya tanto la metodología empleada como los resultados obtenidos, con el propósito de utilizar esta información en el registro ante el SAG.

El Banco de Recursos Genéticos Microbianos (BRGM) del INIA cuenta con un Laboratorio de Identificación Molecular (LIM) especializado en la identificación de microorganismos mediante técnicas moleculares. Durante 2024, este laboratorio procesó e identificó 260 cepas de microorganismos, incluyendo tanto microorganismos propios de colectas que se encuentran en proceso de caracterización, como cepas ingresadas por terceros a la Colección Chilena de Recursos Genéticos Microbianos (CChRGM) (Figura 2). A estas últimas se les realiza una identificación molecular, para verificar que la cepa almacenada en la colección corresponda a lo enviado por el depositante.

Las estrategias de identificación que utiliza el LIM incluyen, en el caso de bacterias, la secuenciación del gen ARNr 16S como primera instancia y, de ser necesario, la secuenciación completa del genoma. Para hongos se emplea la secuencia de la región ITS como primera aproximación para conocer el género del microorganismo y, luego, se realiza secuenciación de genes diferenciales, dependiendo del género a identificar, en una estrategia llamada análisis multilocus.
Además de identificar microorganismos a nivel de especie, el laboratorio brinda servicios de detección molecular de fitopatógenos en muestras vegetales, y de evaluación del grado de contaminación microbiana en líneas de procesamiento de frutas, salas de acopio o frigoríficos.
Se espera que la demanda de servicios de identificación de microorganismos vaya en alza, dado el crecimiento en el registro de bioinsumos y por ser parte de las buenas prácticas de evaluación de la calidad de bioinsumos. Ello obliga permanentemente a que el laboratorio mantenga sus estándares y actualizaciones a las demandas del mercado actual.
Autores: Jorge Carrasco F., Banco de Recursos Genéticos Microbianos INIA / Jean Franco Castro F., Curador, Colección Chilena de Recursos Genéticos Microbianos INIA.