Alejandro Sammartino en su charla para el XI Seminario de revista Campo&Tecnología, abordó la manera en que el sector lechero trasandino sorteó lo que denomina la tormenta perfecta registrada el 2023 en medio del cambio de los paradigmas productivos que se vienen registrando en los últimos años.
Como un año turbulento y complejo para la lechería argentina recordó el 2023 el ingeniero agrónomo y ex subsecretario de lechería, Alejandro Sammartino, donde se combinaron dos variables que generaron un fuerte impacto en este sector de la economía nacional: la sequía y el complejo escenario macroeconómico.
Mientras la primera –dijo– fue descrita como una de las peores del siglo; la segunda variable, el escenario macroeconómico, generó un alza en los precios relativos de los concentrados, a lo que más tarde se sumó la fuerte devaluación de la moneda argentina como resultado de las elecciones que arrojaron el triunfo del libertario Javier Milei.
En ese contexto –explicó Sammartino– las fuertes pérdidas económicas obligaron a los productores a endeudarse o a liquidar parte del rebaño e, inclusive, la recría (ganado de reposición). “Esto explica que el arranque de los primeros seis meses de este año sea con una violenta caída en la producción. Aunque la tendencia comienza a revertirse, se espera que la caída se refleje con una producción entre un 4 a 5% menor que el año pasado”, aseveró.
El analista comentó que el fenómeno de La Niña, muy presente desde hace varios años, ha tenido un fuerte impacto en la realidad productiva de los tamberos. Según datos de la Agrupación CREA –similar a los GTT® de nuestro país– al registrarse precipitaciones muy inferiores a lo normal el 2022 y parte del 2023, período que se ubicó como uno de los más secos desde 1961, provocaron que 2 de cada 3 explotaciones lecheras registraron incidencias negativas a consecuencia de la sequía (estrés calórico, retraso en las siembras de los cultivos para ensilaje y mermas en la producción de forrajes).
Sin embargo, en términos de producción esto significó que en 2023 se registraran 11.325 millones de litros, lo que representó una caída del 2% en relación a 2022, calificándola de “decorosa”.
“El 2023 terminó con cifras menos negativas gracias al desempeño de los primeros nueve meses cuando la remisión estuvo al mismo nivel del 2022. Todo cambió con la fuerte caída interanual en los últimos 3 meses. En octubre, la caída fue del 4,3% y significó la tercera vez en 40 años que se registró menor producción que en septiembre (-3,6% de caída interanual). Y la caída interanual de diciembre que preanunciaba una debacle en 2024, solamente tiene dos antecedentes en 40 años: en 1985 y 1999.
En su análisis, Sammartino se refirió también al fenómeno exportador generado por la devaluación de la moneda argentina como medida inaugural del gobierno del Presidente Milei. En lo medular comentó que las exportaciones registraron 355.877 toneladas por un valor de USD 1.337 millones, lo que representó una caída en relación a 2022 del 14,2% y 20,2%, respectivamente. Sin embargo, tras la devaluación las exportaciones tomaron un ritmo mucho más fuerte, pasando de un 20,4% a casi un 30%.
Al respecto dijo “la mejora del tipo de cambio, con la devaluación del peso fue muy fuerte al llevar el dólar mayorista de 366 a 800 pesos, generando un cambio de tendencia en la marcha del negocio exportador. En diciembre, el incremento exportador alcanzó un 170% en volumen que representó el 20% de todo lo que se había exportado en el año. Así, diciembre dio comienzo a un ritmo que iba a mantener durante los primeros meses del presente año”.
A esto agregó otro factor que promovió las exportaciones como fue la suspensión de los derechos de exportación a los productos lácteos, la cual gravaba un 9% a los envíos de leche en polvo y un 4,5% a los quesos, leche fluida, lactosuero y manteca.
Este escenario –agregó– terminó por generar fuertes secuelas para el año 2024, en término de relaciones críticas con los concentrados, falta de alimentos y desfinanciamiento. Así las cosas, el año 2024 arranca con el fenómeno de El Niño y el “shock cambiario” que cambian el paradigma del 2023.
“Las primeras semanas del 2024 tuvimos un excelente desarrollo de los cultivos destinados a las reservas de forraje y granos y a diferencia de otros fuertes ajustes cambiarios, la industria láctea comenzó a subir los precios rápidamente, duplicándose en tres meses y, de esta manera, absorbiendo la devaluación que se había alcanzado. Si a noviembre de 2023 el precio por litro de leche era de $150, a febrero de 2024 el precio era el doble”, destacó.
Y agregó “pese a que se ha observado un desplome en la producción en los primeros meses del año, registrando durante los primeros cinco una caída interanual promedio del orden de un 14,3%. Lo positivo es que esta caída se ha desacelerado, estimándose que para el mes de julio la caída sería sólo de un 5%. Se vaticina un segundo semestre con más leche, acortando las diferencias con el año pasado”.
Mercado Interno
Sammantino brindó una mirada al mercado interno argentino de la leche, debilitado por la caída de la demanda. “Debido a la baja del ingreso per cápita de la población, la venta de lácteos durante el primer cuatrimestre acumuló una baja del 17,2% en volumen y del 13,7% en litros de leche equivalente. El mercado interno está muy complicado para absorber mayores volúmenes o validar nuevos incrementos de precios en cualquier segmento de que se trate”, aseguró.
A su vez, otra característica de la caída del consumo es que además de una disminución cuantitativa, pasando de 200 a 170 lt/p, también se observa una de tipo cualitativa. Los productos de mayor valor agregado son los que registran una mayor caída porcentual de consumo, destacando los yoghurt, postres, leches saborizadas, leches no refrigeradas, quesos procesados, untables y leche en polvo descremada. En cambio, los productos básicos mantienen un consumo más o menos estable, entre ellos leches refrigeradas, quesos cremosos, semiduros, crema y dulce de leche. El único que presenta incrementos en los valores de consumo es la leche en polvo entera.
Y respecto a las exportaciones señaló que Brasil es el mercado referente para Argentina, al representar el 80% de las ventas de leche en polvo entera. “Aunque sigue traccionando con valores en alrededor de 3.700 US$/ton, empieza a tener luces de alarma por la devaluación de la moneda brasileña (11,3%) y el comienzo del crecimiento estacional de la producción brasileña. Lo único claro es que la producción de este país se encuentra estancada en los 34.000 millones de litros anuales y las importaciones seguirán, generando un aumento en el déficit de su balanza comercial”, comentó.
Así mismo comentó que si bien Argentina sigue siendo competitivo en sus exportaciones, el problema de fondo del país trasandino es que la tasa devaluatoria no coincide con la inflación. “Mientras el Ministerio de Economía asegura que no existe retraso cambiario, se mantendrá por lo menos hasta fin de año el ritmo devaluatorio del 2,2% mensual (crawling peg), aunque la inflación de mayo y junio estaría en los 4,2 y 4,8%, respectivamente. Con la llegada de la primavera, la capacidad de pago de los exportadores recuperará protagonismo. Tomando referencia un valor de 3.700 US$/ton, un precio base podría ubicarse en torno a los 0,37 a 0,38 US$/lt, lo que representa con un dólar de exportación actual de $916, un precio de $340 a $350 por litro al productor”, dijo.
En el concierto internacional, Argentina no escapa a la tendencia mundial que caracteriza al sector lechero, el cual indica que las explotaciones son cada vez más grandes y concentradas. Si hacia finales de los 70, un fundo producía alrededor de 220 lt/día; hoy la producción promedio alcanza los 3.040 lt/día. Y de los casi 9.735 tambos lecheros que existen en Argentina, casi el 12% tiene producciones diarias sobre los 6 mil litros.
Por último, Sammartino señaló que el sector lechero argentino está inmerso en grandes tendencias estructurales, como son la automatización de los procesos (robots), el uso de nuevas tecnologías (sensores), la integración de programas (software) y la biotecnología (genómica y semen sexado). Y aunque la construcción de galpones para mejorar el bienestar animal es una fuerte tendencia, las ventajas del sistema pastoril en zonas ganaderas seguirá firme. Todo esta dinámica explica que la actividad lechera en la Argentina seguirá con una tendencia positiva a lo largo de los años.